Mani volvía de dar una pequeña vuelta de treinta kilómetros en su bicicleta nueva por las afueras de la ciudad cuando entrando en el piso se cruzó con Valeriè en el ascensor. Para ser más exactos, esto fue lo que Valeriè se encontró cuando abrió la puerta del ascensor: a Mani metido en su ropa de ciclista de color amarillo chillón, con unas finas mallas rosa fuxia a medio muslo y un casco blanco con forma de huevo en la cabeza mientras se miraba los bíceps en el espejo y poniendo cara de machote. Por si fuera poco, Mani estaba hablando solo:
― ejem, bonjour… ― dijo Valeriè intentando hacerle sentir lo menos ridículo posible.
― Oh, hola. ― Mani bajó el brazo y sacó la bici del ascensor.
― ¿Eres amigo de Juan? ― le preguntó Valeriè.
― Bueno, eh, soy su compañero de piso... así que, técnicamente, no.
― Jeje … ¿? Yo soy Valeriè.
― Oh, encantado. Yo me llamo Mani. O como dirías tú, Maniù.
― ¿? Entonces, ¿eres un cyclisté?
― ¿Un qué? ― Mani se rascó la cabeza intentando comprender.
― ¿Un cyclisté? Tú sabes, con tu byciclètte.
― Oh sí, sí. Soy un apasionado del ciclismo. Hasta tengo una bicicleté estática, sabes. Y también corro, y hago abdominales, y por supuesto... les nalguès de hierro. ― dijo señalándose el culo bien apretado en las mallas rosa.
― ¿? Uh, tre bien, tre bien... Au revoir. ― Valeriè entró en el ascensor en cuanto pudo y pulsó el botón de la planta baja intentando no parecer asustada.
― Au revuá. ― dijo Mani. Yo estaba en el quicio de la puerta fumándome un cigarrillo despidiendo a Valeriè y pude ver toda la escena sin perder detalle. Le ayudé a meter la bici en el piso sin tirar nada y le saqué un acuarius de naranja de la nevera.
― Simpática, sí es simpática sí . Está buenísima, vaya.
― ¿Qué cómo lo hago? ¿De verdad lo quieres saber?
― Si, joder. ¿Cuál es tu técnica?
― Bueno mira, Mani, es así… ― yo en realidad estaba pensando en decirle que se quitara las zapatillas porque acabaría arañando la madera del suelo. Así que le solté sencillamente: ― Que quieres que te diga, tengo un talento natural.
― Mierda, eso no es una técnica. ― Cuando se enfadaba con esa pinta el espectáculo ya era total.
― Yo tampoco creía que lo fuera, pero tú me lo preguntaste. Anda cámbiate.
― ¿Así que sólo es eso? ¿Qué tienes un talento natural?
― Hey, todos somos buenos en algo, sabes Mani. Todos tenemos un talento especial. Tú, por ejemplo... ― me quedé mirándolo así metido bajo el cascarón de huevo que llevaba de casco, con sus zapatillas con las puntas hacia arriba y las mallas rosa y el maillot fluorescente ―… Tú, por ejemplo, … no tienes vergüenza.
― Hey para, para, no tienes ni puta idea. Esto es lo que llevan puesto en el Tour de la France. ― me dijo con un acento francés recién adquirido.
― Mira Mani, yo sí que acabo de darme una vuelta por el Tour de la France, y la única cosa que llevaba puesta era un condón.